domingo, 30 de enero de 2011

Audiencias e inicios del cine

En segundo plano definí la palabra audiencia, donde la Real Academia Española, ha propuesto lo siguiente: referido al “número de personas que reciben un mensaje a través de cualquier medio de comunicación”.Partiendo de la primera construcción de la palabra que refiere a todas las personas que consumimos, cualquiera que sea, un medio de comunicación. Por lo tanto, el medio de comunicación analizado en esta investigación es el cine.

A lo largo de la historia, el ser humano ha sentido la inquietud de dejar testimonio de su existencia; de atesorar en imágenes, personas y momentos. Para lograrlo, en épocas pasadas se utilizó la pintura y la escultura; pero la incorporación de la ciencia trajo nuevos inventos que abrieron nuevas posibilidades de representación del hombre y su entorno. Uno de estos inventos es el cine.

Históricamente se ha marcado el 28 de diciembre de 1895 como la fecha del nacimiento del cine. Ese día en el Gran Café del Boulevard de los Capuchinos, en París, Louis y Auguste Lumière realizaron la primera proyección de cine: fueron diez o doce pequeños documentales que dieron inicio a lo que ahora conocemos como el séptimo arte; una combinación entre ciencia y reflectores, fama y fortuna (Carranza, 2007).

El cine llego para quedarse. Desde las primeras proyecciones hasta las de hoy en día en las salas de cine, se percibe una gran evolución en el campo de la cinematografía. Cada vez son más las propuestas que se logran llevar a cabo en esta industria, pero no todas gozan de la misma fortuna. Todo depende del gusto y aceptación de las audiencias.

La audiencia es un conjunto de receptores. La investigación de audiencia tiene su origen y fin en el conocimiento del receptor en un proceso de comunicación. Puede considerarse su definición básica: conjunto de formas y procedimientos de observación, metodológicamente controlados, que tienen por objetivo conocer las características y la recepción en un proceso de comunicación (Callejo, 2001).

De acuerdo con Javier Callejo en su libro Investigar las audiencias, manifiesta que la audiencia es un producto que, al menos, requiere reunir cuatro elementos: a) una sociedad de consumidores; b) medios de comunicación masiva, o como mínimo, dirigidos a receptores desconocidos; c) anunciantes interesados en el conocimiento de la proyección de sus inversiones en publicidad; d) investigación empírica. Aunque específica que no toda investigación tiene que manejarse por la publicidad, es decir, también existen estudios de audiencias que representan intereses generales.

Para conocer una poco más sobre las audiencias, específicamente la recepción del cine, es necesario conocer las diferentes decisiones que se toman para ver una película. Laura Zavala las clasifica en: la apuesta inicial, la elección genérica, la emoción expectante y el regreso a casa.

“El título de una película desata el primero de los mecanismos de seducción”. La apuesta inicial tiene relación directa con la manera en que el medio es preferido entre otras formas de narrativa: televisión, teatro, video o lectura. Para después enfocarse en lo sugerente del nombre de la propuesta que será aprobado o no por el espectador.

“Como referencia obligada para el estudio de la recepción fílmica es necesario reconocer la preeminencia de las estructuras narrativas características de los géneros cinematográficos”. La elección genérica, se refiere a los géneros en los cuales se clasifican las propuestas de cine. El cual es de vital importancia para el receptor, pues depende de ello el interés que propicia. Algunas personas (me incluyo) con solo conocer el género de la película es suficiente para aceptarla o rechazarla.

“Al apagarse las luces en la sala cinematográfica, el espectador no sólo inicia un viaje cuyo recorrido conoce de antemano, sino que se deja seducir por el ritual paradójico de compartir anónimamente una experiencia vicaria, a la vez que participa activamente en una experiencia frente a la cual el mundo exterior es un mero simulacro”. La emoción expectante alude al sentimiento de atravesar por el proceso hipnótico de ver una película. Desde que inicia cuando te sientas y apagan las luces de la sala, produciendo esa emoción que logra atraparte mientras recibes la propuesta.

“Después de diversas peripecias, distracciones y digresiones, como otros tantos mecanismos de "frenado" que constituyen parte de la misma seducción narrativa, la música comenta las imágenes finales; al escucharse las últimas notas de este fragmento conclusivo, las butacas se han vaciado y las luces se encienden nuevamente”. Como todo lo bueno tiene un fin, después de ver una película (del agrado o no) termina la proyección y vuelves a la realidad que por un tiempo parecía haberse detenido, ahora lo último que queda es el regreso a casa.

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